Dakar (Fann Hock). 08:57.
La lucha senegalesa es el deporte rey en el país, muy por encima del fútbol, aunque también haya afición. Aquí los luchadores son auténticos héroes de masas y en cada barrio están orgullosos de los suyos.
Curiosamente, el único luchador no africano que practica este deporte es español, canario exactamente. Se llama Juan Espino, pero aquí le conocen como el “león blanco” o Juanito. Aunque Juanito tiene una envergadura considerable. De hecho, todos los luchadores son moles hipermusculadas… Me río yo de la masa de Stan Lee.
El pasado fin de semana he podido disfrutar de una fantástica jornada de lucha en el estadio Demba Diop. No pelean muy a menudo, así que en una tarde puedes ver hasta seis combates. Duran menos de un minuto (es una mezcla entre lucha grecorromana y sumo, aunque aquí también permiten los tortazos con la palma abierta en la cara) y, aunque ver a esos tipos enfrentados impacta, lo realmente interesante son las danzas y rituales previos a los combates, tanto de los luchadores y sus ayudantes, como de los miles de aficionados que, desde 2000 FCFA (unos 3€) pueden acceder al estadio para animar.
El carácter animista del país hace que sean más influyentes en el combate los rituales del marabou que ejerce de entrenador que la propia preparación del luchador. Aunque se preparan a conciencia, eso sí.
En esta ocasión, el león blanco se hizo con la victoria en su combate contra Cobra y muy amablemente vino a saludar a la esquina del estadio donde nos juntábamos unos cuantos españoles y senegaleses para animarle.
Sin duda, una experiencia muy recomendable si visitas Dakar, te guste el deporte o no.